Hábitos de felicidad - Día 11: Asegúrate de alegrarle el día a alguien
Aquí tienes un ejercicio interesante para ti, y podría convertirse en uno de tus hábitos de felicidad favoritos. Mientras haces tus mandados, conduces al trabajo o asistes a la escuela, asegúrate de alegrarle el día a otra persona hoy. Podrías hacer algo tan simple como darle a alguien una gran sonrisa, o dar las gracias por un tiempo extra a alguien, tener una conversación significativa con una persona que se siente un poco perdida o sola, o podría ser comprar el almuerzo para la persona sin hogar en la esquina. No importa lo que hagas, pero haz algo hoy para alegrarle el día a otra persona.
¿Cómo te sientes? Es una sensación bastante buena, ¿no? Una gran clave para nuestra propia felicidad radica en hacer felices a las personas que nos rodean y ayudar. Cuando empiezas a pensar en ello, tiene sentido, ¿no? Somos criaturas sociales que trabajamos juntas para prosperar de verdad. De ello se deduce que ayudar a los que nos rodean tiene un sistema de recompensas interno incorporado. En otras palabras, nuestra felicidad aumenta a medida que mejoramos la vida de quienes nos rodean. ¡Qué gran oferta: dos (o más) felicidades por el precio de una!
Puede parecer raro al principio...
Es difícil hacer este tipo de cosas cuando te sientes triste y deprimido. Pero esos son los momentos en los que más debes obligarte a hacerlo. Cuanto más lo haces, más haces que tu propia mente aumente la felicidad que sientes, y eso se mezcla con las cálidas dudas por ayudar a otra persona. Recuerda, la clave para hacer que esto funcione es convertirlo en un hábito. Cuando se arraiga en tu rutina diaria alegrarle el día a alguien a medida que vives tu vida, automáticamente comenzarás a hacerlo, incluso cuando (y especialmente cuando) no tengas ganas. Como probablemente sepas, esos son los momentos en los que particularmente necesitas hacer algo para aumentar tu propia felicidad y darte ese pequeño impulso extra.
Los hábitos deliberados comienzan con la planificación
Empieza por pensar en algunas pequeñas cosas que puedes hacer para alegrarle el día a alguien. No tiene que ser nada grande o complicado. En su lugar, concéntrate en pequeños actos de bondad que puedas hacer todos los días. Bendice a tus seres queridos con esta amabilidad, o a completos extraños a los que parece que les vendría bien un poco de ánimo. Ayude a alguien a descargar los comestibles, prepare una comida para un vecino que acaba de tener un nuevo bebé o lleve café a su cónyuge a la cama cuando esté pasando por un momento difícil. Y realmente, una sonrisa genuina realmente puede ayudar a alguien. Todos estos pequeños actos de bondad comenzarán a marcar una gran diferencia no solo en ti, sino también en el mundo que te rodea.
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